Résumé :
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La delincuencia de los individuos funciona como contrapunto de la delincuencia de los gobiernos. En todas partes del planeta los Estados contaminan, avasallan a las minorías, declaran guerras, aplacan las sublevaciones, reprimen las manifestaciones, encarcelan a los opositores, practican la tortura, la detenciones arbitrarias, ahorcan, arrestan, en todas partes compran silencios y complicidades, desvían fondos en cantidades faraónicas y otras preciosidades reportadas parcialmente por la prensa cotidiana. Esa violencia no encuentra nada por encima de ella, y es eso lo que la hace llamarse legítima.
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